Elena Dorada es una pieza que parece venir de otra época.

Su tulipa antigua, grabada a mano con flores delicadas, es una de esas joyitas difíciles de encontrar: vidrio dorado, translúcido, con un trabajo artesanal que ya casi no se ve. Al encenderla, las flores se proyectan en sombras suaves que se mueven sobre la pared como un recuerdo cálido.
 
La base está trabajada con tonos tierra. Cada quema y cada esmalte generan reacciones distintas, y eso hace que el resultado sea inesperado, profundamente único: manchas, movimientos, zonas brillantes y otras más mate. 
 
Es una lámpara pequeña, íntima, creada para esos espacios donde la luz es compañía. Una pieza hecha a mano que combina historia, textura y una presencia cálida que no se repite.
 
Tamaño:
19 alto total lámpara
14 ancho tulipa
 
Cada lámpara se diseña como un todo: desde la base de cerámica hasta la tulipa, que proviene de piezas de vidrio antiguas recuperadas.
 
Las piezas se modelan y esmaltan a mano, una a una, dejando que el proceso marque su propio ritmo y destino. 
 
No son piezas típicas ni pensadas para pasar desapercibidas.

Tienen color, presencia y algo difícil de explicar —eso que hace que, cuando alguien la ve, sienta que es suya.
 
Al igual que las personas, ninguna es igual a otra, y en esa diferencia está su encanto: nacen del encuentro entre la materia, el tiempo y las manos que las crean, para llegar, sin buscarlo, a la persona que la reconoce como propia.