Ramona Mar es una pieza que sucede una sola vez.

Su tulipa —una pieza antigua, súper exclusiva, difícil de encontrar— tiene una textura que captura la luz y la devuelve en destellos finos. Cuando se enciende, proyecta sombras que parecen moverse solas, como un pequeño mar en la pared.
 
La base está trabajada en capas de azules superpuestos, que se mezclan, reaccionan y generan un resultado inesperado: manchas, tonos que aparecen y desaparecen según la luz del día. No hay dos iguales; cada una nace con su propia combinación, irrepetible.
 
Es una lámpara con presencia.
 
Tamaño:
15 ancho tulipa
20 alto total lámpara
 
Cada lámpara se diseña como un todo: desde la base de cerámica hasta la tulipa, que proviene de piezas de vidrio antiguas recuperadas.
 
Las piezas se modelan y esmaltan a mano, una a una, dejando que el proceso marque su propio ritmo y destino. 
 
No son piezas típicas ni pensadas para pasar desapercibidas.

Tienen color, presencia y algo difícil de explicar —eso que hace que, cuando alguien la ve, sienta que es suya.
 
Al igual que las personas, ninguna es igual a otra, y en esa diferencia está su encanto: nacen del encuentro entre la materia, el tiempo y las manos que las crean, para llegar, sin buscarlo, a la persona que la reconoce como propia.